NEW JAZZ CONCEPTIONS - Bill’s first record under his own name.
1. I Love You
2. Five
3. I Got It Bad And That Ain't Good
4. Conception
5. Easy Living
6. Displacement
7. Speak Low
8. Waltz For Debby
9. Our Delight
10. My Romance
11. No Cover, No Minimum (Take 1)
12. No Cover, No Minimum
2. Five
3. I Got It Bad And That Ain't Good
4. Conception
5. Easy Living
6. Displacement
7. Speak Low
8. Waltz For Debby
9. Our Delight
10. My Romance
11. No Cover, No Minimum (Take 1)
12. No Cover, No Minimum
Bill Evans - Piano
Teddy Kotick - Bass
Paul Motian - Drums
SEE...
INTERVIEWER: "I want to test you, and this is a blindfold test...
BILL: Oh, OK.
Are you ready?.
Yes. I'm ready.
[interviewer plays a few bars on a tape machine of an Evans recording ]
Oh sure, yeah, I remember that, “I Love You” from the first album.
That’s many years ago.
Yeah, many, many years ago but I still enjoy that record.
Do you always listen to your own records?
Well, I didn't for many, many years. But then last couple of years I’ve been listening to my own records more and going all the way back, trying to learn something. Because I did things then that I don't do now and vice versa, and I, uh, I can hear myself now more objectively, as another person would hear me, as I listen to my early records. So I have been listening to myself more.
You did this record about 25 years ago?
That's’ right, that’s right. Yes."
From: BILL EVANS INTERVIEW from August 1980
Transcribed from the (MOLDE, NORWAY 1980) videotape by Jan Stevens
"Fruto de la casualidad, las sesiones de Bill durante 1956 se sucedieron de tal modo que tuvo que pasar constantemente, cual camaleón, del lenguaje del grupo de George Russell al de la orquesta de Tony Scott. Dejando de lado cuestiones de estilo, en todas sus intervenciones destaca, por su coherencia, un aspecto de la manera de tocar del pianista: incluso en las situaciones más espontáneas, no dejaba nada librado al azar, y siempre escogía las notas idóneas. Para el público, era como hallarse ante el intérprete original de cada pieza, algo a lo que Evans había llegado después de un largo proceso mental, más impresionante si cabe por la sensación de seguridad que daba.
Sin embargo, a sus 26 años, el pianista no era ni mucho menos una persona segura de sí misma, y esto se advierte en la manera de enfrentarse a New Jazz Conceptions, su primer disco como líder, y el primer trabajo de trío que se iba a asociar a su nombre: piano, contrabajo y batería. Fue preciso recurrir a un subterfugio para que el tímido músico se lanzara a la piscina.
Ésta es, aproximadamente la historia. Evans tenía una actuación con su viejo amigo el guitarrista Mundell Lowe y el contrabajista Herman "Trigger" Alpert, que grabó algunos temas con un magnetófono portátil Ampex. Lowe había grabado para Riverside, un nuevo sello independiente fundado por Bill Grauer, que se ocupaba de las cuestiones comerciales, y Orrin Keepnews, que hacía las veces de productor. Lowe sabía que Evans no estaba por la la labor de hacer una maqueta (demo), como era habitual, así que obligó a Grauer y a Keepnews a escuchar por teléfono la cinta de Alpert.
Keepnews y Grauer quedaron tan impresionados, a pesar del pobre sonido que les llegaba al auricular, que decidieron ir a escuchar a Evans en directo.
Tras asistir a unas cuantas actuaciones en el Village, la mayoría con Tony Scott, le ofrecieron un contrato que, si bien no contemplaba ninguna otra retribución adicional, le ponía sobre la mesa una oferta que daba cuenta de una astucia nunca vista en las grandes compañías. A Keepnews le costó convencer a Evans de que estaba preparado para grabar bajo su nombre, y a tres, a pesar de que el es artista quien ha de intentar, por lo general, vencer la resistencia del productor.
En aquella época, las pequeñas compañías de jazz ahorraban gastos grabando los discos en un solo día. Pero Keepnews hizo una excepción con Evans y le permitió disponer de dos sesiones:
(
Los temas que grabó él solo al piano.
y luego:
Bill Evans (p) Teddy Kotick (b) Paul Motian (d)
que completa la sesión
)
El pianista eligió a dos viejos compañeros del cuarteto de Tony Scott con los que se sentía a gusto: el contrabajista Teddy Kotick, y el baterista Paul Motian. Evans escogió el repertorio, y tenía una vaga idea de lo que iba a hacer en las tres breves tomas en solitario. Aquel álbum fue un auténtico hito, no sólo para el propio Evans, sino para la escena jazzistica dominante: era un disco variado y enérgico, e incluía cuatro temas compuestos por Bill.
El primero era Five escrito a partir de los acordes de "I´ve got rhythm". Un análisis subjetivo de esa inteligente composición nos lleva a compararla con un puzzle aritmético. Está escrita en 4/4, pero los primeros 16 compases lo monopolizan varios quintillos. Evans no había decidido aún cómo escribir los 8 compases de la sección central, algo más complejos, y que constaban de escalas descendentes de cuatro notas con una pausa entre cada serie. Como admitió Warren Bernhardt, amigo y alumno de Evans, "tocarlo era una putada". Estas secuencias de 4 notas descienden por terceras, un rasgo típico del estilo de la mano derecha del pianista, y suenan cinco veces en los primeros tiempos de cada uno de los compases del puente y cinco veces en el tercer y cuarto tiempo de los mismos. Sobre el papel, el tema es redondo; sobre el escenario, y como corresponde al sentido del humor de Evans, la composición parece más bien un acertijo musical. Con el tiempo, el pianista llevó el tema mucho más allá y solía usarlo para cerrar cada pase, aunque a veces tardaba únicamente medio minuto en tocar, a una velocidad endiablada, la melodía. Era su manera de decir: "Se acabo lo que se daba".
Una de las inquitudes musicales que siempre asaltaron a Evans estaba relacionada con el desplazamiento rítmico de las notas y de las frases. En el tema Displacement, pocas son, de hecho, las notas que caen a tiempo. La naturaleza inconexa y fragmentaria de la pieza invita a improvisar a partir de una sucesión de ideas breves y pegadizas, un concepto que se ve forzado por el stacatto de la mano izquierda, que parece apremiar los movimientos de la derecha. Dos años antes, Horace Silver había empleado estas figuras con Miles Davis. Silver y Evans nunca ocultaron la admiración mutua que se profesaban.
No cover, no minimum, era un blues "escrito" por Evans para la sesión. A menudo se ha dicho que Evans no se encontraba del todo cómodo tocando un blues, y él mismo así lo reconocía. La sencillez y la desnudez de ese lenguaje no eran compatibles por lo general con el talante musical del pianista. Con todo, en este tema hay algunos momentos intensos.
El cuarto tema original del disco es Waltz for Debby, uno de los tres que interpretó en solitario (...). Escrita dos años antes para su sobrina, se convirtió en un clásico del jazz desde que vió la luz, aunque Bill confesó años mas tarde su sorpresa por el hecho de que una pieza de juventud como aquella alcanzara tal reconocimiento. La interpretación que hace aquí es ortodoxa en otro sentido, y comparable a una postal musical, por ejemplo de Robert Schumann. Seis años mas tarde , a petición del autor, su amigo Gene Lees, escribió una letra conmovedora.
En el resto de los temas destacaba la intervención de Paul Motian, cuyo carácter extrovertido se complementaba a la perfección con la energía del pianista. La participación de Motian fue importante, porque en esa sesión empezó a gestarse la principal cualidad del trío de Bill Evans en el futuro: la apuesta por hacer una música de cámara entre tres instrumentistas en pie de igualdad. Teddy Kotick, por su parte, proporcionaba al grupo una base sólida, cumpliendo a la perfección con el papel tradicional del contrabajista, que no es otro que mantener la pulsación.
El sonido de Evans fue grueso y alegre, y tan sensible en las baladas como se lo permitían el instrumento y la acústica. En las yemas de los enjutos dedos del pianista se combinaban exhuberancia y precisión, y el cerebro que les enviaba las órdenes "componía en tiempo real", mezclando imaginación e intelecto sin prescindir de su lado mas bopero.
Evans siempre insistió en que había aprendido de todo el mundo, sobre todo de los instrumentistas de viento, pero aquí se aprecian algunas influencias muy determinadas.
Ya nos hemos referido a Nat Cole y a Lennie Tristano. Éste compartía a menudo cartel con Bud Powell, y rendía en esas ocasiones un homenaje personal a la influencia que había ejercido en él. Los solos de Powell, largos y enérgicos, también calaron en el joven Evans, como se puede apreciar a simple vista en este disco. Cuando le pedían a Bill que destacara un pianista sobre los otros, daba el nombre de Bud. En términos de estructura los solos de Powell transcurrían entre unas claras marcas de inicio y fin. Evans, que se formó como pianista en la época en que actuó con varias orquestas de baile, trasladó este truco a no pocos de sus temas.
Algunos de los oídos más exigentes del mundo del jazz ya habían saludado su trabajo, pero todavía tenía que llegar al gran público. New jazz Conceptions salió al mercado en enero de 1957. A pesar de las buenas críticas que recibió en Down Beat y en Metronome, sólo vendió unas 800 copias durante el primer año. Evans no alzó la voz. Lo único que le interesaba era seguir aprendiendo.
Años más tarde dijo: "Recuerdo que fui a New York dispuesto a jugármela, diciéndome a mi mismo: "¿Cómo debo afrontar la vertiente práctica de la vida de un músico de jazz que es ganarse el pan?". Al final, llegué a la conclusión de que lo único importante era la música, aunque tuviera que tocar en un armario. Si lo haces, siempre habrá alguien que abra la puerta y diga: "¡Eh, te estabamos buscando!"
(extraído del capítulo New Jazz Conceptions de "Bill Evans, How my heart sings", Peter Pettinger, 1998, Yale university press, Traducción al castellano de Ferran Esteve)
" (...) New Jazz Conceptions [Riverside 223(M); OJCCD 025.2], the first album that Evans recorded under his own name. It was recorded a few weeks before his solo in Concerto for Billy The Kid, and, who knows, maybe something of the great satisfaction he felt for having realized the first completely self-generated product of his musical life, ended up in the overwhelming spirit of that famous solo. It is true that, regardless of the increased faith in his skills gained with the recording of New Jazz Conceptions, it did not come about without doubts and insecurities. Orrin Keepnews, owner of the then newborn Riverside label, remembers that “it took a lot to convince him that he was ready to record, which is the opposite of what usually happens.” (It had been guitarist Mundell Love, occasional partner of the pianist during their college years in Louisiana and very much impressed by him, who had got Keepnews to listen to a tape of Evans over the phone). So, where did all these doubts come from? Evans seemed to be insecure about whether he had anything to say or not, and in need of someone to acknowledge his talent - something which probably went back to his childhood - but at the same time his playing expressed a deep strength, an unconscious impulse to reveal his inner self in sound.
Here and there in some of the selections on this album there are hints of a sort of childlike wonder at his own skill. In fact, the very Tristano-like atmosphere and harmonic meandering of Tadd Dameron’s Our Delight shimmers with the joy of someone who has discovered with satisfaction “how this improvisation toy works.” On Speak Low Evans' touch is trumpet-like. The notes sound rounded and staccato and he seems to be playing as a sort of challenge with himself. He even repeats some phrases almost as if to reconfirm to himself that it was really him who had been improvising them.
We find on New Jazz Conceptions all the emotion of the first-timer called upon to show what he's made of Even the three very short piano solos on this LP echo this both tense and enthusiastic atmosphere. The Ellington-esque I Got It Bad is expounded with wide-ranging chords in open harmony, making of the piano a veritable big band and recalling the broad concert style of Art Tatum. The tender Waltz For Debby, written a couple of years earlier for the daughter of his beloved brother Harry, also has a somewhat bitter sound, a far cry from that dancing softness that, over the years, would make of this piece a sort of manifesto of Evans' poetics. A great vehemence, tempered as always with elegance, permeates this first Bill Evans album, thanks also to the generous contributions of Teddy Kotick and Paul Motian. This encounter with this drummer who was to play such an important role in Evans' artistic future was not actually the first one. About one year earlier, in fact, the two had happened to work together. “I first met Bill Evans at an audition in New York”, Motian recalls, “It was for a tour with Jerry Wald, a clarinet player who had had some success with a big band and was now organizing a sextet for a small East Coast tour. Even before Bill sat down at the piano, I knew he could play. I overheard someone say, 'That's Bill Evans from Plainfield, New Jersey. He's supposed to be real good.”
On close inspection, New Jazz Conceptions offers only a few of those innovative elements that, two or three years later, would make Evans one of musicians' and critics' most listened-to pianists, to the point of considering him among the most significant representatives of a certain white, intellectual, artistically engagee avant-garde.
Why then did the clever and careful Keepnews venture such a demanding title for the first trio album of this “shy and studious looking young pianist?” In reality, the jazz market of 1956 was still dominated by the reverberations of the so- called "West Coast jazz.” The echoes of Chet Baker and Gerry Mulligan, or those of Dave Brubeck who, a couple of years before had driven young American students wild, were still being felt. So Evans' music, with his language deeply rooted in bop and in its subsequent development cool jazz, sounded paradoxically new for its time. His originality had not yet been extended to the concept of the trio. In fact, on this first album of his we find no trace of that 'interplay', of that equal partnership of the trio members that would appear some years later in his celebrated collaboration with Scott LaFaro and Paul Motian. Actually, he seemed to be more concerned with the widening and updating of the trio pianist's lexicon. The technique of harmonizing (see his Displacement or a standard like My Romance) sounds totally innovative. In the first of these two, Evans seems to think like an arranger voicing a given melody for several sections, taking care to avoid the so-called "doublings" (the same note played by more than one instrument) that impoverish the general resonance of the orchestra.
On My Romance Evans embellishes the harmony with the left hand playing a kind of "contrapuntal melody” - a procedure he owed to his assiduous exposure to classical European tradition, in particular to Romantic and late-Romantic piano music. In addition to these perceptible aspects, "New Jazz Conceptions" bears the decided trademark of an artist who had already made of jazz and improvisation a “how,” a manner of expression, instead of a “what,” or series of formulas.
“If it were a 'what' it would be static, never growing,” he would later observe insightfully. Keepnews, therefore, had been right, when he pointed out in the album’s liner notes which he himself wrote, that Evans was not just a promising artist. He, in fact, as opposed to many young musicians of the time content to simply imitate the greats by helping themselves to their vocabularies, already had “his own, distinctive voice,” and so he had no need to rely on someone else's vocabulary. Evans, in reality, was saying something new simply because he was trying to tell 'his self', winding up a sort of unwitting innovator.”
Displacement
Two of Evans' compositions on New Jazz Conceptions, the aforementioned Displacement and Five, foretell an important aspect of his piano approach: cross-rhythms - a feature of his piano style not to be underestimated. In Displacement the whole first part of the theme uses rhythmic accents which do not coincide with the beats. The regular rhythmic flux, crossed by another "oblique" rhythmical line, creates such tension that, at a certain point, it leads to an unavoidable tempo change (from 4/4 to 3/4). This alternating of even/odd tempos was to be a rather frequent aspect in Evans' music, both in his original compositions (Peri-Scope) and in his re-workings of old standards (Someday My Prince Will Come). Five is so-named because its melody presents a characteristic counterpoint of five notes per bar contrasting with the usual 4-beat tempo. This "5 against 4" creates a curious "limping" effect that, in the middle section of the piece, turns into a sort of giddy, circular dance. This piece would later become, especially during the 1960s, the signature tune at the end of many performances by the Evans trios."
(Bill Evans: Ritratto d’artista con pianoforte/Bill Evans: The Pianist as an Artist.Enrico Pieranunzi, Rome 1999, Stampa Alternativa)(thanks http://jazzprofiles.blogspot.com !!!)
Teddy Kotick - Bass
Paul Motian - Drums
SEE...
INTERVIEWER: "I want to test you, and this is a blindfold test...
BILL: Oh, OK.
Are you ready?.
Yes. I'm ready.
[interviewer plays a few bars on a tape machine of an Evans recording ]
Oh sure, yeah, I remember that, “I Love You” from the first album.
That’s many years ago.
Yeah, many, many years ago but I still enjoy that record.
Do you always listen to your own records?
Well, I didn't for many, many years. But then last couple of years I’ve been listening to my own records more and going all the way back, trying to learn something. Because I did things then that I don't do now and vice versa, and I, uh, I can hear myself now more objectively, as another person would hear me, as I listen to my early records. So I have been listening to myself more.
You did this record about 25 years ago?
That's’ right, that’s right. Yes."
From: BILL EVANS INTERVIEW from August 1980
Transcribed from the (MOLDE, NORWAY 1980) videotape by Jan Stevens
"Fruto de la casualidad, las sesiones de Bill durante 1956 se sucedieron de tal modo que tuvo que pasar constantemente, cual camaleón, del lenguaje del grupo de George Russell al de la orquesta de Tony Scott. Dejando de lado cuestiones de estilo, en todas sus intervenciones destaca, por su coherencia, un aspecto de la manera de tocar del pianista: incluso en las situaciones más espontáneas, no dejaba nada librado al azar, y siempre escogía las notas idóneas. Para el público, era como hallarse ante el intérprete original de cada pieza, algo a lo que Evans había llegado después de un largo proceso mental, más impresionante si cabe por la sensación de seguridad que daba.
Sin embargo, a sus 26 años, el pianista no era ni mucho menos una persona segura de sí misma, y esto se advierte en la manera de enfrentarse a New Jazz Conceptions, su primer disco como líder, y el primer trabajo de trío que se iba a asociar a su nombre: piano, contrabajo y batería. Fue preciso recurrir a un subterfugio para que el tímido músico se lanzara a la piscina.
Ésta es, aproximadamente la historia. Evans tenía una actuación con su viejo amigo el guitarrista Mundell Lowe y el contrabajista Herman "Trigger" Alpert, que grabó algunos temas con un magnetófono portátil Ampex. Lowe había grabado para Riverside, un nuevo sello independiente fundado por Bill Grauer, que se ocupaba de las cuestiones comerciales, y Orrin Keepnews, que hacía las veces de productor. Lowe sabía que Evans no estaba por la la labor de hacer una maqueta (demo), como era habitual, así que obligó a Grauer y a Keepnews a escuchar por teléfono la cinta de Alpert.
Keepnews y Grauer quedaron tan impresionados, a pesar del pobre sonido que les llegaba al auricular, que decidieron ir a escuchar a Evans en directo.
Tras asistir a unas cuantas actuaciones en el Village, la mayoría con Tony Scott, le ofrecieron un contrato que, si bien no contemplaba ninguna otra retribución adicional, le ponía sobre la mesa una oferta que daba cuenta de una astucia nunca vista en las grandes compañías. A Keepnews le costó convencer a Evans de que estaba preparado para grabar bajo su nombre, y a tres, a pesar de que el es artista quien ha de intentar, por lo general, vencer la resistencia del productor.
En aquella época, las pequeñas compañías de jazz ahorraban gastos grabando los discos en un solo día. Pero Keepnews hizo una excepción con Evans y le permitió disponer de dos sesiones:
(
NYC, September 18, 1956
I Got It Bad (And That Ain't Good) | Riverside REP 118, RLP 12-223 | |
Waltz For Debby | - | |
My Romance | Riverside RLP 12-223 |
y luego:
Bill Evans (p) Teddy Kotick (b) Paul Motian (d)
NYC, September 27, 1956
I Love You | Riverside RLP 12-223, RLP 12-272 | |
Five (theme) | Riverside RLP 12-223 | |
Conception | - | |
Easy Living | - | |
Displacement | - | |
Speak Low | Riverside REP 118, RLP 12-223 | |
Our Delight | Riverside RLP 12-223 | |
No Cover, No Minimum (take 2) | - | |
No Cover, No Minimum (take 1) | Milestone M 47063; Fantasy OJCCD 025-2 |
)
El pianista eligió a dos viejos compañeros del cuarteto de Tony Scott con los que se sentía a gusto: el contrabajista Teddy Kotick, y el baterista Paul Motian. Evans escogió el repertorio, y tenía una vaga idea de lo que iba a hacer en las tres breves tomas en solitario. Aquel álbum fue un auténtico hito, no sólo para el propio Evans, sino para la escena jazzistica dominante: era un disco variado y enérgico, e incluía cuatro temas compuestos por Bill.
El primero era Five escrito a partir de los acordes de "I´ve got rhythm". Un análisis subjetivo de esa inteligente composición nos lleva a compararla con un puzzle aritmético. Está escrita en 4/4, pero los primeros 16 compases lo monopolizan varios quintillos. Evans no había decidido aún cómo escribir los 8 compases de la sección central, algo más complejos, y que constaban de escalas descendentes de cuatro notas con una pausa entre cada serie. Como admitió Warren Bernhardt, amigo y alumno de Evans, "tocarlo era una putada". Estas secuencias de 4 notas descienden por terceras, un rasgo típico del estilo de la mano derecha del pianista, y suenan cinco veces en los primeros tiempos de cada uno de los compases del puente y cinco veces en el tercer y cuarto tiempo de los mismos. Sobre el papel, el tema es redondo; sobre el escenario, y como corresponde al sentido del humor de Evans, la composición parece más bien un acertijo musical. Con el tiempo, el pianista llevó el tema mucho más allá y solía usarlo para cerrar cada pase, aunque a veces tardaba únicamente medio minuto en tocar, a una velocidad endiablada, la melodía. Era su manera de decir: "Se acabo lo que se daba".
Una de las inquitudes musicales que siempre asaltaron a Evans estaba relacionada con el desplazamiento rítmico de las notas y de las frases. En el tema Displacement, pocas son, de hecho, las notas que caen a tiempo. La naturaleza inconexa y fragmentaria de la pieza invita a improvisar a partir de una sucesión de ideas breves y pegadizas, un concepto que se ve forzado por el stacatto de la mano izquierda, que parece apremiar los movimientos de la derecha. Dos años antes, Horace Silver había empleado estas figuras con Miles Davis. Silver y Evans nunca ocultaron la admiración mutua que se profesaban.
No cover, no minimum, era un blues "escrito" por Evans para la sesión. A menudo se ha dicho que Evans no se encontraba del todo cómodo tocando un blues, y él mismo así lo reconocía. La sencillez y la desnudez de ese lenguaje no eran compatibles por lo general con el talante musical del pianista. Con todo, en este tema hay algunos momentos intensos.
El cuarto tema original del disco es Waltz for Debby, uno de los tres que interpretó en solitario (...). Escrita dos años antes para su sobrina, se convirtió en un clásico del jazz desde que vió la luz, aunque Bill confesó años mas tarde su sorpresa por el hecho de que una pieza de juventud como aquella alcanzara tal reconocimiento. La interpretación que hace aquí es ortodoxa en otro sentido, y comparable a una postal musical, por ejemplo de Robert Schumann. Seis años mas tarde , a petición del autor, su amigo Gene Lees, escribió una letra conmovedora.
En el resto de los temas destacaba la intervención de Paul Motian, cuyo carácter extrovertido se complementaba a la perfección con la energía del pianista. La participación de Motian fue importante, porque en esa sesión empezó a gestarse la principal cualidad del trío de Bill Evans en el futuro: la apuesta por hacer una música de cámara entre tres instrumentistas en pie de igualdad. Teddy Kotick, por su parte, proporcionaba al grupo una base sólida, cumpliendo a la perfección con el papel tradicional del contrabajista, que no es otro que mantener la pulsación.
El sonido de Evans fue grueso y alegre, y tan sensible en las baladas como se lo permitían el instrumento y la acústica. En las yemas de los enjutos dedos del pianista se combinaban exhuberancia y precisión, y el cerebro que les enviaba las órdenes "componía en tiempo real", mezclando imaginación e intelecto sin prescindir de su lado mas bopero.
Evans siempre insistió en que había aprendido de todo el mundo, sobre todo de los instrumentistas de viento, pero aquí se aprecian algunas influencias muy determinadas.
Ya nos hemos referido a Nat Cole y a Lennie Tristano. Éste compartía a menudo cartel con Bud Powell, y rendía en esas ocasiones un homenaje personal a la influencia que había ejercido en él. Los solos de Powell, largos y enérgicos, también calaron en el joven Evans, como se puede apreciar a simple vista en este disco. Cuando le pedían a Bill que destacara un pianista sobre los otros, daba el nombre de Bud. En términos de estructura los solos de Powell transcurrían entre unas claras marcas de inicio y fin. Evans, que se formó como pianista en la época en que actuó con varias orquestas de baile, trasladó este truco a no pocos de sus temas.
Algunos de los oídos más exigentes del mundo del jazz ya habían saludado su trabajo, pero todavía tenía que llegar al gran público. New jazz Conceptions salió al mercado en enero de 1957. A pesar de las buenas críticas que recibió en Down Beat y en Metronome, sólo vendió unas 800 copias durante el primer año. Evans no alzó la voz. Lo único que le interesaba era seguir aprendiendo.
Años más tarde dijo: "Recuerdo que fui a New York dispuesto a jugármela, diciéndome a mi mismo: "¿Cómo debo afrontar la vertiente práctica de la vida de un músico de jazz que es ganarse el pan?". Al final, llegué a la conclusión de que lo único importante era la música, aunque tuviera que tocar en un armario. Si lo haces, siempre habrá alguien que abra la puerta y diga: "¡Eh, te estabamos buscando!"
(extraído del capítulo New Jazz Conceptions de "Bill Evans, How my heart sings", Peter Pettinger, 1998, Yale university press, Traducción al castellano de Ferran Esteve)
" (...) New Jazz Conceptions [Riverside 223(M); OJCCD 025.2], the first album that Evans recorded under his own name. It was recorded a few weeks before his solo in Concerto for Billy The Kid, and, who knows, maybe something of the great satisfaction he felt for having realized the first completely self-generated product of his musical life, ended up in the overwhelming spirit of that famous solo. It is true that, regardless of the increased faith in his skills gained with the recording of New Jazz Conceptions, it did not come about without doubts and insecurities. Orrin Keepnews, owner of the then newborn Riverside label, remembers that “it took a lot to convince him that he was ready to record, which is the opposite of what usually happens.” (It had been guitarist Mundell Love, occasional partner of the pianist during their college years in Louisiana and very much impressed by him, who had got Keepnews to listen to a tape of Evans over the phone). So, where did all these doubts come from? Evans seemed to be insecure about whether he had anything to say or not, and in need of someone to acknowledge his talent - something which probably went back to his childhood - but at the same time his playing expressed a deep strength, an unconscious impulse to reveal his inner self in sound.
Here and there in some of the selections on this album there are hints of a sort of childlike wonder at his own skill. In fact, the very Tristano-like atmosphere and harmonic meandering of Tadd Dameron’s Our Delight shimmers with the joy of someone who has discovered with satisfaction “how this improvisation toy works.” On Speak Low Evans' touch is trumpet-like. The notes sound rounded and staccato and he seems to be playing as a sort of challenge with himself. He even repeats some phrases almost as if to reconfirm to himself that it was really him who had been improvising them.
We find on New Jazz Conceptions all the emotion of the first-timer called upon to show what he's made of Even the three very short piano solos on this LP echo this both tense and enthusiastic atmosphere. The Ellington-esque I Got It Bad is expounded with wide-ranging chords in open harmony, making of the piano a veritable big band and recalling the broad concert style of Art Tatum. The tender Waltz For Debby, written a couple of years earlier for the daughter of his beloved brother Harry, also has a somewhat bitter sound, a far cry from that dancing softness that, over the years, would make of this piece a sort of manifesto of Evans' poetics. A great vehemence, tempered as always with elegance, permeates this first Bill Evans album, thanks also to the generous contributions of Teddy Kotick and Paul Motian. This encounter with this drummer who was to play such an important role in Evans' artistic future was not actually the first one. About one year earlier, in fact, the two had happened to work together. “I first met Bill Evans at an audition in New York”, Motian recalls, “It was for a tour with Jerry Wald, a clarinet player who had had some success with a big band and was now organizing a sextet for a small East Coast tour. Even before Bill sat down at the piano, I knew he could play. I overheard someone say, 'That's Bill Evans from Plainfield, New Jersey. He's supposed to be real good.”
On close inspection, New Jazz Conceptions offers only a few of those innovative elements that, two or three years later, would make Evans one of musicians' and critics' most listened-to pianists, to the point of considering him among the most significant representatives of a certain white, intellectual, artistically engagee avant-garde.
Why then did the clever and careful Keepnews venture such a demanding title for the first trio album of this “shy and studious looking young pianist?” In reality, the jazz market of 1956 was still dominated by the reverberations of the so- called "West Coast jazz.” The echoes of Chet Baker and Gerry Mulligan, or those of Dave Brubeck who, a couple of years before had driven young American students wild, were still being felt. So Evans' music, with his language deeply rooted in bop and in its subsequent development cool jazz, sounded paradoxically new for its time. His originality had not yet been extended to the concept of the trio. In fact, on this first album of his we find no trace of that 'interplay', of that equal partnership of the trio members that would appear some years later in his celebrated collaboration with Scott LaFaro and Paul Motian. Actually, he seemed to be more concerned with the widening and updating of the trio pianist's lexicon. The technique of harmonizing (see his Displacement or a standard like My Romance) sounds totally innovative. In the first of these two, Evans seems to think like an arranger voicing a given melody for several sections, taking care to avoid the so-called "doublings" (the same note played by more than one instrument) that impoverish the general resonance of the orchestra.
On My Romance Evans embellishes the harmony with the left hand playing a kind of "contrapuntal melody” - a procedure he owed to his assiduous exposure to classical European tradition, in particular to Romantic and late-Romantic piano music. In addition to these perceptible aspects, "New Jazz Conceptions" bears the decided trademark of an artist who had already made of jazz and improvisation a “how,” a manner of expression, instead of a “what,” or series of formulas.
“If it were a 'what' it would be static, never growing,” he would later observe insightfully. Keepnews, therefore, had been right, when he pointed out in the album’s liner notes which he himself wrote, that Evans was not just a promising artist. He, in fact, as opposed to many young musicians of the time content to simply imitate the greats by helping themselves to their vocabularies, already had “his own, distinctive voice,” and so he had no need to rely on someone else's vocabulary. Evans, in reality, was saying something new simply because he was trying to tell 'his self', winding up a sort of unwitting innovator.”
Displacement
Two of Evans' compositions on New Jazz Conceptions, the aforementioned Displacement and Five, foretell an important aspect of his piano approach: cross-rhythms - a feature of his piano style not to be underestimated. In Displacement the whole first part of the theme uses rhythmic accents which do not coincide with the beats. The regular rhythmic flux, crossed by another "oblique" rhythmical line, creates such tension that, at a certain point, it leads to an unavoidable tempo change (from 4/4 to 3/4). This alternating of even/odd tempos was to be a rather frequent aspect in Evans' music, both in his original compositions (Peri-Scope) and in his re-workings of old standards (Someday My Prince Will Come). Five is so-named because its melody presents a characteristic counterpoint of five notes per bar contrasting with the usual 4-beat tempo. This "5 against 4" creates a curious "limping" effect that, in the middle section of the piece, turns into a sort of giddy, circular dance. This piece would later become, especially during the 1960s, the signature tune at the end of many performances by the Evans trios."
(Bill Evans: Ritratto d’artista con pianoforte/Bill Evans: The Pianist as an Artist.Enrico Pieranunzi, Rome 1999, Stampa Alternativa)(thanks http://jazzprofiles.blogspot.com !!!)
4 comentarios:
http://www.mediafire.com/?cbgo1awbym5
Estupendo trabajo el tuyo, enhorabuena por tu blog de parte de todos aquellos que estamos empezando a conocer la figura de Bill Evans.
http://rapidshare.com/files/260712315/BE-NJC.rar
Pass : llaker64
GRACIAS.
Publicar un comentario